lunes, 29 de enero de 2024

28 de enero

 28 de enero 


He despertado. He querido constatar la temporalidad planetaria de un día festivo, mirando si en la rendija de la puerta que no cerramos, y con la duda he salido a dar pasos renovados de una mañana tapada en el lindar del contra este.

Subir la persiana. Poner en activo el foco de calor en el que lo primero que he visto ha sido su temperatura en frío. Poco más de quince grados. Eran pasadas las nueve.

A un cuarto de las diez ya había desayunado.

Hoy añadí gotas del aceite esencial al que voy tomando.

Siguen las flemas.

Espero a que la primera digestión de ese mínimo tomado no se vea interferida por la ingesta del fluimucil disuelto.

Ayer no escribí.

La noche anterior la pasé despierta a ratos. La cebolla que acompañaba a la crema de zanahoria, del día anterior, produjo gases que presionaban. No lo pasé bien.

Hubo un momento, en la madrugada, en que la inspiración alimentaba un texto. Lo escribí sobre pantalla.


sábado, 27 de enero de 2024

26 de enero

 26 de enero 

Hoy me levanté antes de las nueve.

Estuve en cama adormilada, pero pensando, un par de horas. No lo comprobé.

Pensaba en la casa de mi infancia y primera adolescencia. Del proceso de mejora. Desde llevar electricidad a poner en marcha el recurso del agua del pozo que tenía el espacio comprado por mis padres.

Pensaba en los dos tanques de agua que se mantenían por encima de nuestra vivienda. Mis pensamientos intentaban reconstruir el recorrido del agua. No lo recuerdo. Está claro que no me interesé en los dieciséis años que viví allí. Hoy entraría dentro de mis intereses, saber del mecanismo y recursos que hacían posible el servicio del que se disfrutaba.

Dejamos esa casa para ir al piso.

Las circunstancias que motivaron, o presionaron, fueron un plan urbanístico que amenazaba la zona. Plan que fue modificado y acabó con una ampliación de viviendas y un parque.

Mis padres tenían planes. Habían adquirido la casa de al lado, aumentando la producción láctea.

Empezaron a reformar la vivienda. Una buena cocina y un comedor, que se disfrutaron unos años.

Querían hacer un baño completo. Proyecto que no llevaron a delante, al saberse que nuestra casa no podría seguir en pie.

Durante esos años, con un aseo mínimo, tocaba lavarse por partes.

Cuando tuvimos una caldera y un cuarto de baño con bañera, nuestro aseo pasó a ser la mejor de las posibilidades.


Llevo días. Tengo flemas. Hoy tomé fluimucil forte. Queda poco. L ha traído otra caja.

Esa es la causa de que no me metiera en la ducha.

Voy arrastrándolo. No voy al médico. Quiero que mi sistema lo encare y supere.

Puedo cuidarme. No como cuando iba a trabajar.

Espero salir a delante.

Este año pasado rechacé vacunarme.

Quiero hacerme fuerte.

Chupo un caramelo. Respiral.

He vuelto a esos caramelos. 

Lo mismo que a comer carnes y tomar leche.

Ayer me quejaba de frío. Las temperaturas no son tan malas.

Flojera. Me estoy metiendo en cama temprano. Me siento cansada. Es esta batalla contra virus y bacterias.

El COVID de julio me dejó tocada. Espero que no hundida.

Me preocupa la sequía. Aunque en Vigo no debería, pero quiero estar en Barcelona, y ya la sufrimos las dos temporadas pasadas el año pasado. La de Primavera fue más grave. No podíamos usar agua ni para el café. Toda embotellada. Las marcas de cal, al dejar los vasos escurriendo. El pelo áspero al lavarlo. 

La situación es crítica.

En Vigo ya no bebemos agua del grifo.

Tanta embotellada es acumular microplásticos.

Lo mucho que ha cambiado todo en mi vida. De disponer del agua del pozo a este mal vivir.

En mi caso se complica la cosa. Sólo me sirvo de un riñón. Cuando pasé por pruebas previas a operación de histerectomía en el verano del 92, supe que sólo dispongo del riñón izquierdo. Posteriormente, se me dijo que sobre mí está la espada de Damocles, tal cual me lo dijo el doctor, que me hizo todo tipo de pruebas. En la Tecnon, en Barcelona. Su tesis fue que era algo, o de nacimiento o proveniente de un problema renal en la infancia, porque el izquierdo es mayor y compensa.

Desde aquella, tengo que beber abundante agua y no tomar bebidas con alcohol, y cuidar mi descanso, evitando esfuerzos.

Busqué otras opiniones, que quitaron hierro al asunto, y me dijeron que no temiera. Que puedo vivir muchos años. Evitar infecciones de orina y cuidarme haciendo vida sana.

Mi vida cambio. Dejé de salir de noche y me orienté a vivir de otra manera.

Tuve un seguimiento homeopático.

Ahora no.

Intento centrarme en mis intereses.

Desde que me jubilé, lo llevo mejor.

Aunque no confío en vivir muchos años. No me veo centenaria.


viernes, 26 de enero de 2024

25 de enero

 25 de enero

He despertado pronto. Es un decir, porque he pasado una noche inquieta. Flatulencias. El plato de estofado que tomé para comer. La cebolla. Estaba delicioso, pero he sufrido las consecuencias.

Evito cocinar con cebolla, porque sé a lo que me expongo.

Es una lata, pasar la noche yendo y viniendo, para no ‘perfumar’ la cama.

Un dicho: “Con un pedo y una bufa, la cama como una estufa.”

Me metí pronto en cama. Necesitaba descansar.

Ahora he disfrutado de la luna. Estos días se deja ver. Plenilunio.

He hecho vídeos que he llevado a tiktok.

Los cristales de las ventanas están empañados. El suelo estaba mojado. Humedad.

Hoy también he tomado el aceite de orégano.

Estornudo. El antiestamínico no alcanza para todo un día.

¿Por qué comparto este diario en blog?

Si no lo llevo a blog, siento lo perecedero de este artilugio, que depende de una batería y su carga.

Aunque me hice a escribir pulsando con el índice sobre un teclado sensible, para pasar este contenido a otro soporte sigo el proceso de ir copiando en blog.

Aunque, a veces, tomo notas en papel, hacerlo en pantalla me resulta más cómodo, aunque mi mano empieza a dar quejas musculares. Mis cervicales, también.


jueves, 25 de enero de 2024

24 de enero

 24 de enero 

Aún conservo su sabor. He tomado aceite esencial de orégano. Tengo aceite de oliva que estuvo un tiempo macerando hojas de orégano. Primero meto en mi boca ese aceite. La primera vez que tome el aceite esencial tuve quemaduras en el labio superior. Entonces adquirí unas cápsula y dejé de lado la esencia.

Hoy desperté con dolor de garganta. Lo tomé por eso.

Había puesto el despertador de viejo móvil que conservo para esa función. Debía esperar al repartidor del butano, que ha llegado antes de las ocho. 15,90. No le he dejado propina. No era el habitual. Si hubiera venido el de siempre, no le hubiera cogido el cambio, pero con éste no me ha salido hacerlo.

Mi despertador va adelantado, cosa que no rectifico, porque prefiero ese margen.

La luna estaba presente. He hecho grabación. Suerte, porque hace un rato, cuando me he asomado al ver que clareaba, ya no estaba. Casi luna llena. Creciente, a punto de plenilunio. No tardará. No siempre la puedo disfrutar.

Hace un mes que no pasó por la ducha. Lo necesito, pero me acobardo. Sobretodo por el pelo, que da pena.


Me duché. Al fin.

Salimos a hacer la compra necesaria. Había ofertas de productos a un euro. Compramos algo. De lo que solemos.

Comimos allí. En mi caso, estaba rico. Me llevé el pan. Estaba tierno. Para la merienda. Si lo tuesto mejor.

No hace frío. Me he dejado dos de las capas. Contra el frío me suelo poner capas.

Hemos tomado el café. Descafeinado. Cortado.

He cogido zinc y vitamina B12. No tenían la D. Me quedaba poco.

No he previsto lo de la farmacia. El hemicraneal está en las últimas.

Mañana.

Ahora a mis cosas.

pasaré un buen rato viendo cómo siguen las historias que emiten en la catalana. La aplicación me falla. Opto por imagenio.

Decidí no dejar de verlo, para no perder el uso de la lengua estando en entorno distinto.


miércoles, 24 de enero de 2024

23 de enero

 23 de enero 

Acabo de leer y ver libro de Isabel Franc. En catalán. Alicia en un món real.

Anoche lo cargué, pero tuve que dejarlo, necesitaba atender mi descanso. Dormir es irregular, en mi caso.

Estoy despierta desde las siete, más o menos.

Está tapado. 

Alergia. Pañuelos. Engorro.

Tomé antiestamínico. Me sale tomarlo a diario.

Ruidos de obras en piso próximo.

9:56


No hay límites.

Los límites los causan las barreras que no tienen en cuenta lo diverso en lo funcional.


lunes, 22 de enero de 2024

22 de enero

 22 de enero


El ego antecede a la nada.

Golpea en mi mente la voz Interior.

Escribo esas letras en pocas palabras.

Podemos crecer.

Envanecernos de nuestro yo, por logros efímeros.

Vivir en pantallas, escenarios de egos.

Nacimos un día y vivimos creando surcos, a veces con decisión.

Muchas veces arrastrando sombras de días sin sol.


Hoy no tenía textos. No leí ni escribí. Hasta que en mi mente surgió y plasmé lo que de la existencia concluí.


Yo y sólo yo. Mi yo. El ego inflado que nos lleva a generar contenidos que buscan aplauso y aceptación.


Generar es mucho.


Cualquier latido extemporáneo. 

Gritos de un silencio que cruje en nuestro interior. 

Susurros al alma. 

Estados de un estar pétreo tras y frente cámara. 

El ojo que mira no ve el iris si no se le aparece en superficie refleja. Espejos que dan imágenes invertidas, porque al gravarnos queremos tener el control reflejo de nuestros gestos, atrayendo una imagen con filtros que nos devuelven lo que un espejo no nos daría.

Quemamos tiempo. 

Lo perdemos. 

Hemos caído en el embrujo de nuestro tiempo.

Sobrevivir al deseo inalcanzable, desde la simplicidad de ser alguien que no es. 


Los nadie del mundo podemos soñarnos protagonistas en él.

sábado, 20 de enero de 2024

20 de enero

 20 de enero 

Ayer, al final de mi actividad diaria, empecé nueva lectura.

Acabo de leer allí donde me quedé.

Fue sugeridas por recomendación de una amiga en letras.

Estoy interesada.

Llevo cuatro libros de préstamo digital, y los que esperan.

Muchos a un tiempo.

Eso es un decir.

Leer en mi presente no tiene nada que ver con mi pasado.

Desde que escribo y afronto historias propias, no es igual.

Me sucede lo que en aquel tiempo de registros de vídeo. Eso me llevó a una lectura de la imagen y des apasionamiento sobre lo que se pretende.

La vida ha hecho lo mismo conmigo.

Haber emergido de mis cenizas en más de una ocasión me hace mirarla pasar con otra emoción. Lo que no impide que a veces, al descuido, me pilla desprevenida y vulnerable.

Ver otras trayectorias y revisar la mía hace de mí sujeto y espectador.


Anoche tuvimos luna sobre la ría. Refulgente.


Ya se cerró el día.


Saber a dónde no regresar.

Igual es un tiempo.

Un lugar.

Un ambiente.

Un grupo social.


Allá donde nadie sacó de mí mi mejor gesto y sentimiento.

Allá donde quemé mi mente y cuerpo.

Allá donde sufrí descrédito y perdí valor.


Con quienes no encontré acogida.

Con quienes me sentí inferior.

Con quienes jugué sombras enmascarando las ganas de huir.


Un lugar que me expulsó.

Un sitio de otros y otras.

Un espacio no acogedor.


Nunca volvería a ser yo en ese tiempo y lugar.

Nunca la niña.

Nunca la adolescente.

Nunca la joven.

Nunca más.


28 de enero