sábado, 27 de enero de 2024

26 de enero

 26 de enero 

Hoy me levanté antes de las nueve.

Estuve en cama adormilada, pero pensando, un par de horas. No lo comprobé.

Pensaba en la casa de mi infancia y primera adolescencia. Del proceso de mejora. Desde llevar electricidad a poner en marcha el recurso del agua del pozo que tenía el espacio comprado por mis padres.

Pensaba en los dos tanques de agua que se mantenían por encima de nuestra vivienda. Mis pensamientos intentaban reconstruir el recorrido del agua. No lo recuerdo. Está claro que no me interesé en los dieciséis años que viví allí. Hoy entraría dentro de mis intereses, saber del mecanismo y recursos que hacían posible el servicio del que se disfrutaba.

Dejamos esa casa para ir al piso.

Las circunstancias que motivaron, o presionaron, fueron un plan urbanístico que amenazaba la zona. Plan que fue modificado y acabó con una ampliación de viviendas y un parque.

Mis padres tenían planes. Habían adquirido la casa de al lado, aumentando la producción láctea.

Empezaron a reformar la vivienda. Una buena cocina y un comedor, que se disfrutaron unos años.

Querían hacer un baño completo. Proyecto que no llevaron a delante, al saberse que nuestra casa no podría seguir en pie.

Durante esos años, con un aseo mínimo, tocaba lavarse por partes.

Cuando tuvimos una caldera y un cuarto de baño con bañera, nuestro aseo pasó a ser la mejor de las posibilidades.


Llevo días. Tengo flemas. Hoy tomé fluimucil forte. Queda poco. L ha traído otra caja.

Esa es la causa de que no me metiera en la ducha.

Voy arrastrándolo. No voy al médico. Quiero que mi sistema lo encare y supere.

Puedo cuidarme. No como cuando iba a trabajar.

Espero salir a delante.

Este año pasado rechacé vacunarme.

Quiero hacerme fuerte.

Chupo un caramelo. Respiral.

He vuelto a esos caramelos. 

Lo mismo que a comer carnes y tomar leche.

Ayer me quejaba de frío. Las temperaturas no son tan malas.

Flojera. Me estoy metiendo en cama temprano. Me siento cansada. Es esta batalla contra virus y bacterias.

El COVID de julio me dejó tocada. Espero que no hundida.

Me preocupa la sequía. Aunque en Vigo no debería, pero quiero estar en Barcelona, y ya la sufrimos las dos temporadas pasadas el año pasado. La de Primavera fue más grave. No podíamos usar agua ni para el café. Toda embotellada. Las marcas de cal, al dejar los vasos escurriendo. El pelo áspero al lavarlo. 

La situación es crítica.

En Vigo ya no bebemos agua del grifo.

Tanta embotellada es acumular microplásticos.

Lo mucho que ha cambiado todo en mi vida. De disponer del agua del pozo a este mal vivir.

En mi caso se complica la cosa. Sólo me sirvo de un riñón. Cuando pasé por pruebas previas a operación de histerectomía en el verano del 92, supe que sólo dispongo del riñón izquierdo. Posteriormente, se me dijo que sobre mí está la espada de Damocles, tal cual me lo dijo el doctor, que me hizo todo tipo de pruebas. En la Tecnon, en Barcelona. Su tesis fue que era algo, o de nacimiento o proveniente de un problema renal en la infancia, porque el izquierdo es mayor y compensa.

Desde aquella, tengo que beber abundante agua y no tomar bebidas con alcohol, y cuidar mi descanso, evitando esfuerzos.

Busqué otras opiniones, que quitaron hierro al asunto, y me dijeron que no temiera. Que puedo vivir muchos años. Evitar infecciones de orina y cuidarme haciendo vida sana.

Mi vida cambio. Dejé de salir de noche y me orienté a vivir de otra manera.

Tuve un seguimiento homeopático.

Ahora no.

Intento centrarme en mis intereses.

Desde que me jubilé, lo llevo mejor.

Aunque no confío en vivir muchos años. No me veo centenaria.


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28 de enero